Fieles a nuestra tradición, nos fuimos a esquiar tres individuos, Gabi, Toni y D Pablo. Toni volvió a demostrar que deconoce el miedo. En la pista roja se salía de pista subiendo hacia la izquierda por la ladera entre hermosos pinos, y desde allí buscaba el salto más grande para volver a caer en la pista roja. Pues bien. Le dejamos haciendo de las suyas y al final de la pista no llegaba. Llamamos a su móvil y resulta que lo tenía su madre. Gabi, en su habitual delicadeza le contó que creíamos que tenía Toni el teléfono y que por cierto, se había salido de la pista y que no aparecía. Y aquí es donde se ve de que palo viene tal astilla, porque su madre sin más nos dijo que haber si aparecía y que lo pasáramos muy bien. A eso nos dedicamos y es lo que recordamos, a pasarlo bien, vamos.
Por cierto, Toni encontró un salto más grande de lo esperado, dice que 2 metros, ya será menos, y de la caída no pudo girar, atravesó la pista roja en toda su longitudinalidad, yendo directamente hacia abajo de la montaña, hasta que un pino consiguió pararlo en seco, pobre pino.
Por cierto, Toni encontró un salto más grande de lo esperado, dice que 2 metros, ya será menos, y de la caída no pudo girar, atravesó la pista roja en toda su longitudinalidad, yendo directamente hacia abajo de la montaña, hasta que un pino consiguió pararlo en seco, pobre pino.
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