El Club Nerpio vence en el torneo de clubes






El grupo de albaceteños que acudieron al Campamento Deportivo SolVerde 2008, en Villanueva de la Fuente del 14 al 18 de marzo, consiguió vencer el torneo de clubes con la inestimable ayuda del Club Estay de Cartagena. En la foto: Fede, José Miguel, Miguel, Ignacio, Víctor, Fernando, Dani, Alvaro, Gabi, Luis, Arturo, Jaime, Pablo, Miguel Ángel, Javi y faltaba Alex que estaba ayudando a alguien.

"Y llegaron los gonomos a Solverde" (by Gabi)
Todos los chavales estaban muy inquietos, y es que no era para menos: les esperaban 4 días para disfrutar de un impresionante campo de fútbol de hierba, además de otras instalaciones y actividades. Los preceptores (Fede, Nut y Gabi, osease yo) estaban muy mentalizados en que sería una gran batalla luchar con 14 chavales y en un terreno que, excepto Fede, que ya es un veterano, era novedoso para ellos. Y la primera en la frente. Poder colocar a 14 gonomos en dos habitaciones de 8 camas era tarea ardua. Como era de esperar, los chavales se dividieron a su manera: 10 en una habitación y 4 en la otra. Gracias a Dios, les queda algo de raciocinio, y consiguieron dividirse en 8 y 6 por habitación. En todo ese tiempo, en los pocos minutos que les sobraron, los apuraron poniendo mote a Gabi, que si albino, que si friki-móvil, apodos que dieron para mucho en todo el campamento. La formación de los equipos favoreció claramente la integración interregional, pues en cada equipo coincidían chavales de Albacete, Cartagena, Ciudad Real y Alcázar de San Juan. La liga se disputaba al mejor de tres deportes: fútbol 7, volleyball y baseball. Aunque comenzó muy reñida terminó con el triunfo de Holanda, en el que se encontraban los tres miembros destacados del clan: Arturo, Jaime y Álvaro. El arbitraje de los partidos corría a cargo de los preceptores, un trabajo muy difícil, teniendo en cuenta la afición de los chavales por la protesta sistemática de todas y cada una de las decisiones del árbitro.

La segunda competición era por habitaciones, y en ella se premiaba el orden y la limpieza. Y la verdad es que el esfuerzo conjunto de niños y mayores dio sus resultados, consiguiendo mantener limpia la habitación durante los escasos diez minutos que duraba la revisión a cargo del gran Hammer.

Todas las noches había juego nocturno cuyo principal objetivo es que el gonomo disfrute, pero sobre todo se canse y duerma a pierna suelta. Tuvo mucho éxito el veterano juego Piratas del Caribe, en el que fui asediado por cerca de diez gonomos, intentando tirarme al suelo y forrarme. Tras el juego, todo el mundo se iba a dormir. O esa era nuestra intención, ya que todas las noches se veía que alguno de los chavales era sacado de la habitación y corría por el patio debido al escándalo que montaba. El resto de juegos nocturnos fueron: Rommel y Montgomery, La Roca y Allien vs Predator. Para más información sobre los juegos, pregúntese a algún gonomo. Las actividades extradeportivas eran: kayak, tiro con arco, tirolina, rocódromo, Mountain-bike, etc.

A mediodía, nos desplazábamos hasta una ermita cercana en la que se celebraba la Misa. Entonces era cuando los preceptores de Albacete teníamos que concentrar todas nuestras energías para animar a aprovechar ese momento. La ermita tenía el atractivo de que al salir de Misa, un hombre mayor vendía chuches y hacía el agosto en marzo. También había tiempo para los medios de formación: Catecismo y charla sobre virtudes; después de cenar, rezábamos el Rosario. Al final, en la entrega de premios y chuches que algunos llaman gominolas, todos salieron con su medalla y un diploma con menciones especiales: “yo nunca me quejo”, “el Padrino”, “quién se viene andando”, “el pistolero”, etc. Y vuelta a casa. Hasta el año que viene.

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