Los Gnomos conquistan Riopar







Fotos de la acampada del 6 y 7 de diciembre en Riopar.
EXTRACTO DEL CUADERNO DE CAMPO

Y fue entonces cuando nuestro mariscal de campo Knut, se decidió a realizar una expedición a las gélidas montañas de Riverpar; pertrechó debidamente a sus gonomos y llamo a su lugarteniente Habib, “el facoquero libanés” y a su mano derecha Xute “el babuino impasible”.
Y ahora os estaréis preguntando quién cuenta todo esto, Yo, el narrador omnisciente, porque nunca estuve allí, me lo contaron.

Sobre los motivos que removieron la poca conciencia que queda en los sesos doloridos del jabato, para realizar dicha misión suicida, poco se sabe. Todo se reduce a su temible obsesión por ver a los tororos en su hábitat natural para estudiar un posible modo de aniquilar esa repugnante especie. Los tororos son algo así como los toros, pero con más mala leche, habitan en zonas de gran altura y baja presión, en zonas donde tardaríamos unas cuatro horas en cocinar “patatas al montón con huevos”. Pesan como un toro, tiene dos cuernos como los toros, se alimentan de hierbas como los toros, pero no son toros. Se distinguen por ese ruido infernal que emiten de sus gargantas o cómo diantre se llamen sus aparatos fonatorios, un ruido que consigue que se te ericen los pelos de la nuca, (se han llegado a observar casos en los que a los calvos les renacía el cabello), es un ruido que anuncia las antesalas del averno. Todo el mundo sabe que los toros hacen ¡muuuuuuuuuu!, el caso de los tororos no es tan sutil, no es tan inocente y anodino, los tororos hacen ¡mooooooooo!, un sonido realmente terrorífico.
Ya sabemos los motivos que movían a nuestro antihéroe, los intrincados planes de su complicada idiosincrasia, de su retorcida sesera. Ya sabemos el objeto perseguido, la meta a alcanzar, el glorioso final por el que sacrificar a su repugnante y hediondo batallón de gonomos.
El grupo de logística llegó aproximadamente a las 12:00 al punto de reunión acordado, se componía por Xute, Habib y el narrador omnisciente, al que le ha empezado a gustar la historia y ha querido aparecer en ella. Su misión consistía en despejar el terreno y encontrar zona de acampada, así como preparar el avituallamiento de esas alimañas voraces, los gonomos, y de Knut cuya fiereza sólo es comparable a su terrible saque.
Varios contratiempos sucedieron en esa primera toma de contacto con la misión, una fue que el terreno estaba ocupado cuanto más infectado por una plaga de cazajabalíes. Un gremio zafio y ruín que vive solo por y para cazar gorrinos. Recibimos instrucciones de no atacar y comenzar con nuestro cometido, hacer el rancho para cuando llegasen los gonomos, que se sabe que vendrían algo caninos. El otro problema fue que Knut con su olfato para la orientación se pasó del punto de encuentro, pero sobre este acontecimiento no hay nada más que añadir, solo murió la mitad de su ejército, cosa que no afecto en lo más mínimo a Knut, acostumbrado a ver como caen sus hombres como chinches en el campo de batalla.
Todo se desarrolló con normalidad hasta el anochecer, salvo un incidente en una zanja donde cayó cual barrilete nuestro temido mariscal Knut, al parecer estaba intentando rescatar un objeto que estimaba y que había caído no se sabe cómo en una hondonada con zarzas. No fui testigo ocular de lo sucedido, pero sí testigo auditivo y lo que pareció ser un terrible ¡tumb! Fueron efectivamente los lomos del jabato estrellándose contra el suelo y destrozando todo bicho y planta viviente a su paso. Es como Atila, pero con su portentosa corpulencia: “por donde rodó no creció la hierba”.

Y como no se me permite extenderme en demasía con el relato, termino aquí la narración omnisciente, quedará la curiosidad sobre que sucedió con los tororos, y como logramos resistir el bajo cero, en unas tiendas de campaña defectuosas, con sietes en las lonas, sin doble techo y un largo etcétera. Quedó probada una vez más la valía de los gonomos, y el olfato de guerra de Habib, así como la madera de líder de nuestro Knut. Por no hablar de una pieza clave, una llave maestra, un as en la manga, Xute.

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