Crónica del viaje a Elche (por el cronista RR)


Así es Knut, no tenía suficiente con disponer de sus gonomos para cualquiera de sus paridas, porque cuando todos pensábamos que había llegado al límite, a la cima (o tocado fondo según le guste al lector), a ese minúsculo cerebro tamaño de avellana, se le ocurrió una nueva forma de hostigar a sus esbirros repelentes: el deporte.
Entonces imagino que una idea tan elaborada le costaría meses, horas intensivas de cavilosidad excesiva, exprimiendo ese puñado de neuronas (aun no está demostrado que tenga) para trazar el plan.
Todos conocemos la afición que tienen los gonomos de “patear cabezas”, se pirran por todo aquello que consista en golpear, zurrar, machacar…y un sinfín de formas de percutir lomos con violencia; acompañándose tal actividad de sonidos guturales, berridos y otro sinfín de ruidos ininteligibles. Lo que mola: desfogar.
Así nació el deporte, digamos que fue una forma de civilizar lo incivilizado, de hacer un espectáculo cualquier evento destructivo, lo cual es como se suele decir “la leche”, porque puedes hacer el cafre a tus anchas y encima te aplauden. Como venía diciendo, hacer la incultura, cultura. Y así fue como nació el furgol: es muy sencillo (tampoco se lo podía pedir más al intelecto de los gonomos) consiste en que dos equipos, el número puede ser variable (cinco si es un campo pequeño, once si es grande, trece si los gonomos son pequeños ya que abultan poco, aunque se corre el riesgo de que se desborden como la marabunta) se enfrentan durante un tiempo (también variable, suele ser no más de una hora y media en los casos de “cafrismo extremo”) a un duelo pateador, tiene que dar patadas a un instrumento preferentemente esférico (antiguamente cabeza de jabalí, aunque no fuera redonda el caso es que el deporte nació así, luego se fue refinando, luego cabeza de gorrino, luego cerdo de granja y así hasta una interminable lista de animales domésticos y salvajes, hasta hoy que es un balón, eso sí, hecho con piel de animal). Total, cada equipo tiene que intentar conseguir a base de patadones, introducir el balón en la portería del equipo contrario, (la portería es una especie de marco apoyado en el suelo consta de tres palos, dos verticales un poco más altos que una persona y uno horizontal algo más largo que los dos verticales juntos). Y ya está, así es el furgol, se juega sobre un terreno, si es sobre la maleza mucho mejor por que eso salvajiza a los gonomos y los hace más agresivos, y quien sabe, lo mismo consigue uno ver sangre, que al caso da lo mismo una cosa que la otra, lo importante es divertirse.
La historia continúa: Knut decidió montar con sus gonomos un equipo de furgol, y se había emocionado tanto que retó a un partido a otro equipo de Elche. Es más se emocionó tanto que él mismo se personaría con su equipo en Elche para darles una paliza deportiva a los ilicitanos, por lo que se decidió una expedición a dicha ciudad para que fuese demostrada una vez más la valía de sus guachos.
Nos saltamos la historia hasta el comienzo del partido para irse directamente al final, nos dieron “pal pelo”, empezaron a caer los goles como churros (aunque no lo había dicho cuando se consigue que el balón entre en la portería contraria a eso se le llama gol, si es en la propia se le llama imbécil y cosas por el estilo). Se sucedían las guijas una tras otra, chicarros y mojás (también se le puede decir así a los goles). Knut perdió la cuenta, en su cabeza solo cabía un interrogante, a cuantos gonomos tendría que sacrificar para desquitarse, tanto fue así que al terminar el partido la pagó con lo primero que pilló, el balón; empezó a morderlo como un poseso, a hincarle el diente, así era como transmitía Knut su furia, a través de sus mandíbulas; un gonomo le observaba con cara de cinco duros, el jabato se percató y echándole una mirada aviesa le dijo ¡calla que ahora vas tú!.
Durante el partido es de justicia mencionar algunos gestos heroicos, otros no tanto de los gonomos.
Belda corría como una locomotora, era imparable, iba como un toro a por el balón, “embolao”, como un cabestro, sencillamente imparable. Tal garra tenía que casi se parte la crisma por llegar a rematar un balón. Al final fruto de esa perseverancia consiguió una chufa imponente, se internó veloz en el área, a trancas y barrancas contra la defensa hasta que clavó el gol con violencia.
A Pablo Yago, no le valió ser el mayor, falló más que una escopeta de feria, pero no se derrumbó moralmente y peleó hasta el final.
Alex demostró que en la portería se pueden también evitar goles, de no haber sido por el nos habrían caído otras tantas, por lo menos una chufa más.
Fran al principio no se enteraba mucho, bueno al final tampoco, ni siquiera en el medio, pero parece que se lo pasó bien; lo que demuestra una vez más que lo importante es participar, aunque no sepas en qué, en lo que sea, ¡pero participa!
Jaime el nueve mágico jugó bien, mostraba gran habilidad con el balón pero no tenía equipo en quien apoyarse, lo cual no es nada reprobable, nadie dijo que esto fuera fácil. Lo bueno es que ahora tienen en que pensar, hacer equipo, por ahí se empieza.
Lo mismo le ocurría a Dani, aguantaba el balón pero luego se metía en un callejón sin salida, hasta que aprenda a jugar con su binomio Jaime; podrían funcionar bien, y quién sabe, podrían hacer hasta jugadas.
José Miguel defendió con valor la portería, despejando todo lo despejable. Despejaba todo lo que venía, hasta el cansancio.
Y lo mismo sucedió con Miguel Ángel, camuflado en la defensa tuvo algún que otro detalle.
Edu también le echo ganas y no se desmoralizó muchas veces, tan solo cuatro o cinco.En resumidas cuentas un equipo de pena que tiene que entrenar más, y entenderse mejor entre ellos. Para empezar clarificar que lo que van a hacer es jugar al furgol y una vez enterados ¡manos a la obra!

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
arriba tureis abajo nerpio que venga el cerveza